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La pataleta de Vox


El domingo pasado se produjo en las elecciones francesas un vuelco en segunda vuelta de los
resultados de la primera, y todo porque a los votantes se les vendió que había que frenar a la
ultraderecha y al acuerdo -cordón sanitario- entre el resto de los partidos, renunciando alguno
de ellos a presentarse para no perjudicar a la izquierda y todos aconsejando a sus votantes que
votaran en esa dirección.

Consiguieron lo que se propusieron, debido a las reglas establecidas en la ley electoral y al efecto
que se produce por la no pérdida de votos y el reparto de escaños establecido para las distintas
circunscripciones, que hace que sean necesarios menos votos para obtener un escaño en unas
zonas que en otras, que le vamos a hacer, son las reglas del juego y hay que aceptarlas.
Lo que no consiguieron, y basta para comprobarlo comparar los resultados de la primera y
segunda vuelta, donde la Agrupación Nacional obtiene prácticamente el mismo número de
votos, y eso que bajó algo la participación y aumentaron considerablemente los votos nulos,
seguramente por cabreo del votante, lo que no consiguieron, repito, es cambiar la voluntad de
los franceses, que siguieron apoyando en la misma medida al partido de Marine Le Pen.

Una de las causas del auge de la derecha y la ultraderecha en Europa, y hay que reconocerlo
porque la realidad se impone, es el desastroso trato que los políticos dan a un problema tan serio
como la inmigración ilegal, que las medidas que se toman para atajarla se basen siempre en el
buenismo, presumir de caritativos, hospitalarios, etc. una serie de valores que, aplicados con
tanta pasión a tan grave problema, conducirán a la desaparición de la cultura occidental, en la
creencia de que los inmigrantes se integrarán en la sociedad europea actual, ya está comprobado
que muchos de ellos nunca lo harán y dejemos otras cuestiones para otra ocasión.

El resultado de una política nefasta favorece el auge de la derecha, porque muchos de los
convencidos por tanta propaganda, cuando sufren las consecuencias en sus propias carnes,
cambian automática de intención de voto y, además, los conversos, como Saulo, suelen ser los
más recalcitrantes.

La derecha y ultraderecha seguirá aumentando en Europa, entre otras cosas porque a nadie le
gusta que alguien de fuera venga a organizarle su casa, ni siquiera, aunque se tratara de un amigo
con los mismos usos y costumbre que, además, en este caso no se da. Otro panorama podrá
darse si toda la inmigración adquiere la nacionalidad y el derecho al voto, algo que ya sucede a
nivel de municipios, poco halagador puede ser que alguien de fuera venga a echarte de tu casa.
Nuestros nietos no nos lo van a agradecer y puede que nuestros hijos.

Vox estaría pensando en todo lo expuesto cuando ha roto los acuerdos de gobierno con el PP, y
que pronto habrá elecciones, ni siquiera así se entiende lo que han hecho ni, aunque tuvieran
voluntad de suicidio, perder lo conseguido es una torpeza enorme, si creen que desde fuera van
a cambiar las cosas mejor que desde dentro, están muy equivocados.

 

Se han cogido un remonte por algo que se viene haciendo de continuo y que no queda otra,
cuando no se ponen medios para evitar que lleguen, una vez aquí habrá que atenderlos. Incluso
aunque haya sido como excusa, se han comportado como el niño rebelde que se coge un
perrengue y monta una pataleta. En fin, allá ellos, pero me parece que no les va a ir nada bien.