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Clásico

El respeto lo pierden los sinvergüenzas, el miedo los valientes


Sigo pensando que el artículo de The Economist, de la semana pasada, se quedó corto, no sé si por falta de información, porque no conozcan a fondo al personaje o porque hay que entender que en una columna periodística no se puede reflejar un tratado. Eché en falta la mención al reconocimiento por Pedro Sánchez del Sahara como marroquí, asunto de suma importancia, aparentemente realizado sin consultarlo con nadie, y sin presentarlo ante el Parlamento para su deliberación, una barbaridad, se mire como se mire, y probablemente una ilegalidad. Como no preguntarse, una vez más, ¿qué sabe Marruecos de Pedro para que, con toda seguridad obedeciendo a un chantaje, este haya cometido tal disparate?

También eché en falta alguna mención al caso del hermano David, que con los casos Begoña, Barrabés, Air Europa, Delcy, etc. etc. se han convertido todos en subcasos Koldo. Continuaremos llamándolo así, aunque ya sería más apropiado llamarlo caso Ábalos y a poco que se hurgue, y no tardando mucho, acabará siendo, si no lo es ya, el caso Sánchez. El subcaso David, aunque por su importancia económica ocupe un lugar de menor importancia comparado con los otros, desde un punto de vista reputacional, es devastador para la Agencia Tributaria. Sabemos todos que el inspector de hacienda se te presenta con una cruz que te carga encima y que no eras capaz de sacudirte ni con el mejor gabinete especializado en fiscalidad, por eso está tan extendido el sentimiento de que es mejor pagar, porque, en la mayoría de los casos, litigar y ganar te puede salir más caro.

No voy a decir lo que pensamos del inspector y como nos acordamos de la madre que le trajo al mundo cuando se nos presenta, pero también es cierto que es muy general el sentimiento de respeto, convencidos de que no se casan con nadie, y el consuelo del mal de todos. Hasta éramos capaces de creernos el eslogan de que hacienda somos todos, es verdad que, con alguna duda sobre su veracidad, pero, ahora, después del trato que vemos le da la Agencia al hermano, la duda sobre la veracidad del eslogan se ha convertido en certeza, no, hacienda no somos todos.

La Agencia infundía respeto y temor, el respeto lo pierden, generalmente, los sinvergüenzas, pero el miedo lo pierden los valientes. Seguramente los inspectores ya habrán comprobado un aumento de casos en que son recibidos con poca o ninguna cortesía y que su trabajo puede ser menos eficaz. Jobar, otra semana recibiendo un rosario de noticias contándonos el saqueo del dinero que no es de nadie -Carmen Calvo dixit- sobre el robo, la malversación y desmanes varios cometidos por el gobierno, el partido y toda la tropa en derredor, forrándose a costa del contribuyente con unas mañas que superan las del operario de fortacán más avezado, no abren compuertas para llevárselo crudo, vuelan depósitos y conductos.

Ya no se trata de un glub glub de gases pestilentes emitidos por un estanque de porquería, se trata de geiseres gigantes brotando del caso Koldo, de una montaña de fango esparcida por un turbofán enfocado al gobierno y su partido. Es tal el volumen alcanzado por el ruido de los corruptos que revienta tímpanos, y hace dudar sobre su verosimilitud por su enormidad. Resulta increíble que hayan sido capaces de cometer todas las tropelías que nos cuentan, como increíble es que sean capaces de aguantar el descomunal vendaval de acusaciones que están recibiendo sin desaparecer, como lo haría una manada de elefantes en el ojo de un huracán, como las casas de Florida levantadas por el Milton.

Debe ser porque España es un modelo de progresía y democracia. Será eso. Pedro Sánchez ha hecho ya méritos suficientes para pasar a la historia como felón, sería todavía más ignominioso que lo hiciera por haber perdido el gobierno arrastrado por olas de corrupción. Otro asunto semanal de calado. Alguien dijo que la primera vez que te engañen la culpa es del fullero, pero a partir de la segunda es culpa tuya, y si después de la cantidad de ocasiones en que el Psoe de Pedro ha demostrado su maestría en el uso de la treta y la martingala, los del PP. y los de Vox, todavía no se han enterado, es que son más tontos que Pichote. Parece como si, al igual que a Pichote, a estas alturas les faltase intelecto y experiencia o les sobrase ingenuidad para tratar con el mundo del hampa.

Que el Psoe se la haya colado no tiene disculpa y no basta con pedir perdón, deberían flagelarse públicamente, porque da igual si se la han metido por vagos o por tontos, en cualquier caso, han demostrado que no reúnen condiciones para ejercer un trabajo por el que cobran un suculento salario que no se merecen, y tampoco la confianza de sus electores. Puede que aquí, y dado a quién beneficia la negligencia que ha permitido la aprobación de la enmienda a la ley, colada por el gobierno, sea de aplicación aquello de "que te vote Txapote", esta vez dirigido a unos gilipuertas.

Ha sido tan gorda que, aunque pidan perdón ¿tenemos que creerles si se disculpan y dicen que no volverá a suceder?