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Clásico

Desde mi Tribuna

Por Juan Postigo Vergel

Mi estúpida opinión


Hace unos días exponía en este mismo blog lo que realmente considero más complicado de toda esta pandemia; el hecho de que nosotros no la hayamos elegido, que simplemente se haya plantado en nuestra vida sin avisar y, por tanto, sin que quizá estuviéramos preparados. Pues bien, esta semana me gustaría ir un poco más allá. Y es que el hombre y la mujer, en el fondo de se ser, tienden a funcionar de una manera un tanto animal. Me explico. Existe una necesidad y estos hacen por calmarla, se ponen a trabajar para que esta desaparezca.

 

Al contrario que los animales, disponemos del uso del raciocinio para cumplir esa meta. Podemos planificar, pensar y repensar, establecer una estrategia para conseguirlo. Una vez aparece el problema, en este caso la terrible crisis sanitaria que nos está azotando, tenemos la posibilidad de reaccionar de dos maneras diferentes. Pensando como colectivo, teniendo en cuenta que formamos parte de una sociedad y actuando por el bien de ese grupo. Planteando que nos salvemos todos. La otra posibilidad es la de mira individual. El "tengo que mirar por mí". No me malinterpreten, ambas opciones son válidas, simplemente se trata de dos enfoques distintos por la subsistencia .

 

Pero durante estas últimas semanas hemos visto ejemplos de todo tipo de lo que puede ser el ser humano en la pelea por su subsistencia. Capaz de lo mejor y de lo peor. En estas semanas hemos sido testigos de personas dispuestas a salir lastimadas con tal de ayudar al colectivo, por ayudar a la sociedad que les rodea. También hemos visto la parte negra, con situaciones descabelladas que sacan lo peor del hombre y de la mujer.

 

Al final las crisis son precisamente eso, contextos en los que aflora lo que uno tiene dentro y nos retratan. Nos desnudan ante el mundo. Una persona pura, en un escenario que no ha escogido, se sacrificará por los demás. Otra, más práctica, hará por salvar su situación y lo que le rodea a él. Seguro que ya tiene en su cabeza varios ejemplos. Desde el que anima en el balcón con una sesión de música improvisada para sus vecinos hasta el sanitario del hospital.

 

A veces es difícil escoger, qué duda cabe. Ni siquiera hay una opción correcta. A veces ni siquiera se elige, simplemente se actúa con lo que sale del corazón. Pero qué quieren que les diga, cuando sí tenemos esa milésima de tiempo para pensar yo tengo clara mi preferencia. Y esa, señoras y señores, es mi estúpida opinión.