La que ha liado la actriz Vivy Lin tras compartir en TikTok un vídeo mostrando una mera ocurrencia. Ligar en Mercadona, de siete a ocho de la tarde, con un carro de la compra en el que se coloca una piña bocabajo se ha convertido en la mejor campaña de marketing del año. Los directivos de la empresa de distribución alimentaria están encantados y los trabajadores se lo están pasando pipa con la cantidad de influencers, curiosos y graciosos (y ligones) que se han alistado a la moda del momento.
Como no podía ser de otra manera, la competencia de Mercadona también se ha apuntado al fenómeno de este final de verano. Carrefour ha puesto su hora del ligoteo de ocho a nueve de la tarde, Lidl de seis a siete y MediaMarkt se ha venido arriba repartiendo horarios de mañana y tarde para jubilados, divorciados o estudiantes, entre otros gremios.
Por si no fuera suficiente, al jaleo se han sumado instagramers, tiktokers, youtubers y toda la fauna tecnológica existente en el mundo actual. Ahora podemos ver en las redes todo tipo de atrevidos consejos sobre las estrategias, el vestuario, el look o el maquillaje convenientes para acudir a la hora feliz de Mercadona. ¿Quién dijo vergüenza?
Me parece bien que cada cual se divierta como lo considere oportuno y, de paso, que las tendencias mediáticas desvelen el carácter colectivo de una sociedad un tanto idiotizada. Es lo que hay. Entre que demasiada gente no sabe como entretenerse y la cantidad de tiempo libre que tienen otros tantos, se cuecen las 'brillantes' ideas que triunfan hoy en día. Los libros, obviamente, han pasado al lado oscuro.
La realidad es que las ocurrencias siempre han estado ahí, pero no se globalizaban (viralizaban, en lenguaje políticamente correcto) como ahora. Antes, las gracietas del personal eran reídas por la cuadrilla de turno. En el peor de los casos, hoy en día cualquier estupidez grabada por un indocumentado mental hace las delicias de un público ávido de presuntas emociones virtuales. Emociones que se pretenden vivir a través de dispositivos tecnológicos.
Para quienes llevamos cierto tiempo en el ámbito de la comunicación, resulta asombroso con qué poco se organiza hoy en día una popular campaña de imagen. La tecnología del siglo XXI consigue multiplicar de manera brutal los mensajes y los personajes, sirvan para algo útil o todo lo contrario. La sencilla forma de manipular a la ciudadanía me produce perplejidad. Cuando reflexiono con la que se avecina con la inteligencia artificial manejada con oscuros intereses y por indecentes personajes, el desasosiego me invade un rato.
El vídeo con el que comenzó lo de ligar en Mercadona ha sido visto por más de un millón de personas, entre las que no me encuentro porque me niego a ser parte de este rebaño. Tengo una agenda demasiado apretada como para perder el tiempo con las sandeces que tanto furor causan en este particular mundo que nos acoge. Mi manera de pasar el rato no es que sea mejor que ésta, simplemente es diferente. Es muy posible que sea cosa de la edad y de cierto carácter antisistema. Y a mucha honra.