Los arquitectos, diseñadores de interiores y decoradores son los creadores de los espacios de vivimos y han de guiarse por enfoques sostenibles, estableciendo relaciones equilibradas entre lo construido, su entorno y las personas que habitan en él. La sostenibilidad es el único modo de vida del futuro y estos profesionales disponen actualmente de muchas herramientas para conseguirlo como, por ejemplo, la arquitectura bioclimática, el eco-diseño, la economía circular, la eficiencia energética, el comercio justo, la domótica, el internet de las cosas, la innovación y el diseño biofílico que buscar reestablecer el vínculo perdido entre el hombre y la naturaleza.
Afortunadamente, el mundo del diseño es cada vez más consciente del pensamiento sostenible como respuesta a clientes que buscan incorporar principios de sostenibilidad en sus interiores. Los diseñadores juegan un papel esencial a la hora de garantizar un menor impacto ambiental de los espacios que crean: reduciendo la huella de carbono y el uso recursos naturales (agua), reutilizando materiales de manera circular, sustituyendo productos tóxicos por otros más naturales, exigiendo criterios sostenibles en la cadena de valor, favoreciendo los productos artesanales elaborados en comunidades locales.
Desde una perspectiva de sostenibilidad, es muy importante elegir materiales y productos con el menor impacto ambiental, como la madera, lana, piedra natural; siempre evitando la sobreexplotación de los recursos naturales y favoreciendo los que sean rápidamente renovables. Existen etiquetas estandarizadas y otras herramientas que ayudan a conocer y comparar los productos para facilitar su elección, como es el caso de la etiqueta FSC (Forest Stewardship Council) para productos de madera que asegura su elaboración de manera sostenible. Se aconseja que los profesionales del interiorismo estén familiarizados con el análisis de ciclo de vida (ACV) del producto que es el método para evaluar el impacto de un material desde la extracción, la producción, el transporte y el procesamiento, hasta la forma en que se desecha después de su uso.
El consumo de energía en los edificios es uno de los principales responsable de las emisiones de gases a efecto invernadero. En los últimos años, la arquitectura está orientada a mejorar la eficiencia energética de un edificio, diseñando casas autosuficientes que incluso generan más energía de la que consumen. Algunas consiguen obtener la certificación PassivHaus, que se otorgada a edificaciones en las que la demanda de energía, para calentar o refrigerar, es tan baja que hace innecesario un sistema tradicional de aporte energético.
Para asegurar la eficiencia energética, el diseño tiene que garantizar un buen aislamiento del exterior con ventanas de calidad y jugando con cortinas y persianas o alfombras que retienen el calor en la habitación. La iluminación tiene que favorecer la luz natural; apoyarse en el LED y bajo consumo y disminuir la dependencia de la luz artificial simplemente eligiendo los colores correctos o superficies reflectantes.
A diferencia de la lineal, la economía circular busca que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en el mercado durante el mayor tiempo posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos. La circularidad consiste en reducir tanto la entrada de materiales como la producción de desechos vírgenes, cerrando los flujos económicos y ecológicos de los recursos. Se trata de extraer, para utilizar y reutilizar el mayor número de veces posible, para luego finalmente retornarlo ecológicamente. El eco-diseño es el punto de partida para evitar hasta un 80% del impacto ambiental de un producto. Hay que diseñar el producto sabiendo de antemano cómo se va a reutilizar y reciclar, facilitando en último lugar su valorización energética en lugar de la eliminación en el vertedero.
Los diseñadores de interiores tienen el deber de reflexionar ante cualquier situación para optar por la alternativa más sostenible, elegante a la vez que frugal y ser consciente del poder que tienen cuando se trata de reducir la generación de residuos. El uso de materiales sintéticos obtenidos de residuos reciclados es una forma de aplicar los criterios de la circularidad, a la vez que se evita el agotamiento de recursos naturales. La tecnología e innovación ofrecen alternativas muy novedosas, como son los tejidos biodegradables obtenidos de residuos de la agricultura y la alimentación o del reciclaje de botellas de plástico, que se convierten en sábanas de hoteles de lujo.
La sostenibilidad invita a diseñar espacios duraderos y atemporales, evitando cambiar toda la decoración cada poco tiempo. La mejor forma de lograr la atemporalidad es elegir calidad sobre cantidad, clásicos sobre tendencia y funcionalidad sobre adornos superfluos. Para adaptarse al paso del tiempo y al cambio en la vida de las personas, el diseño ha de jugar con la flexibilidad, a través de la innovación en los pisos modulares, muebles ajustables y móviles y paredes modificables para crear espacios a medida. El mantenimiento fácil es una parte importante de la longevidad de los espacios, que se consigue con elementos resistentes, duraderos y fáciles de limpiar o reemplazar, evitando renovaciones y generación de residuos.
La salud del espacio de vida debe ser una de las prioridades del interiorismo. La contaminación del aire interior por el uso materiales con altos niveles de emisiones tóxicas o de productos químicos para tratar muebles, por ejemplo, es una amenaza para el bienestar físico y mental en el hogar. Es importante conocer qué materiales tienen bajas emisiones de compuestos orgánicos volátiles (VOC) o qué plantas actúan como filtros de aire naturales. Un buen diseño fomenta un ambiente saludable, libre de gérmenes y alérgenos en partículas de polvo y de fácil limpieza. En los lugares de trabajo hay que buscar la exposición a la luz natural para reducir el estrés y aumentar la productividad.
Un pensamiento sostenible junto con la innovación en alternativas más amigables con el medio ambiente son la base para diseñar interiores más respetuosos con el orden natural de las cosas, en osmosis con el entorno, en armonía con los valores de honestidad y autenticidad, respetando el sentido esencial de la vida misma.
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