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Clásico

Misión sostenible

Por María Teresa Pérez Martín

Coste medioambiental de la transición energética


Se sabe que la transición energética tiene un coste económico importante, abandonar las fuentes de energía de combustibles fósiles supone un esfuerzo socioeconómico considerable. Los beneficios ambientales del uso de energías renovables pesan más que nunca en los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, ahora se está descubriendo que la transición energética conlleva también un coste ambiental. Aunque parezca una paradoja, cuando se cierra una mina de carbón se está abriendo otra de cobre, cobalto, litio o manganeso en alguna parte del mundo. Todos estos minerales son necesarios para conducir la electricidad, almacenarla en baterías y alimentar los motores de los vehículos eléctricos.

 

La extracción de estos minerales indispensables para operar la transición energética conlleva una serie de fuertes tensiones socioeconómicas y tienen un importante impacto ambiental, ya que se necesita grandes cantidades de agua para los procesos de extracción de estos minerales y las minas se encuentran en zonas sometidas a un fuerte estrés hídrico en lugares de América Latina, Australia, Asia central, China. El cambio climático además empeora las circunstancias provocando la alternancia de largos periodos de sequía, por un lado, con inundaciones torrenciales, por el otro, dificultando en muchas ocasiones, las actividades de extracción y producción. Es el caso de Chile, país que suministra el 28% del cobre a nivel mundial, donde el invierno ha sido muy seco y las capas freáticas están prácticamente vacías. En estos casos se prohíbe, por decisión judicial, el uso de las últimas reservas de agua para extraer los minerales, en beneficio del consumo humano. La obligación de detener la actividad productiva, por falta de agua, supone un impacto económico para este país cuya economía se sustenta en gran parte sobre las exportaciones de minerales.

 

Otro coste ambiental de la transición energética es el derivado de creación de parques eólicos y centrales solares, que pueden producir un impacto severo sobre la biodiversidad, por la destrucción de hábitats de alto valor ecológico. El desarrollo masivo y desordenado de proyectos de energía renovable a gran escala están ocasionando daños sobre la población de especies de aves, algunas de ellas migratorias y/o en peligro de extinción.

 

Con el fin de reducir el coste ambiental de la transición energética, y garantizar que esta transición sea verdaderamente justa desde un punto de vista social, se está innovando desde los distintos sectores. En primer lugar, se busca soluciones en la fase del diseño del producto, en concreto en la fabricación de baterías, con el fin de que puedan funcionar con otras materias primas y que duren, además, mucho más tiempo. También se investiga en la fase de procesos de extracción. Se intenta que las compañías mineras empiecen a electrificar sus instalaciones, que en la mayoría de los casos operan con combustibles fósiles. Pero, sobre todo, es necesario hacer un gran esfuerzo para aumentar el reciclaje de estos minerales. Actualmente, menos de la mitad del cobre y tan solo 1% de litio está siendo reutilizado.

 

En definitiva, todos los sectores han de realizar cambios, incluido los individuos que tendrán que informase correctamente antes de elegir entre las distintas opciones de consumo. A la hora de adquirir un nuevo vehículo, por ejemplo, hay que saber que el balance ambiental de la producción de un vehículo eléctrico es tan elevado, que será necesario hacer más de 30.000 kms para que sea considerado como más ecológico que un vehículo térmico.

 

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