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¿La lista más votada?

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¿La lista más votada?
Tribuna
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AAlberto Núñez Feijóo se le llenó la boca con aquello de que estaría dispuesto a dejar gobernar a la lista más votada, lo que evitaría y esquivaría posibles pactos que tras el 28M han puesto en bandeja una innumerable lista de cambios en gobiernos municipales y autonómicos. Esa teoría de la lista más votada no es propiedad de Feijóo. En realidad, ha sido pronunciada por políticos de todos los colores especialmente cuando estamos en procesos electorales inciertos, donde las alianzas juegan un papel definitorio para decantar la gobernabilidad.

Pero no se trata de una frase para marcar un cierto territorio en cuanto a una posición inicial. El asunto es de mayor calado como para estar inmerso en el juego de la dialéctica. Si realmente existiera una verdadera voluntad política, hace tiempo que los partidos, especialmente los grandes, ya habrían impulsado una ley o normativa que regulase esa situación. El resumen más simplista es que se utiliza solo como elemento decorativo ante una posición de más o menos fuerza en una negociación.

El Partido Popular sabe que debe pactar con VOX si quiere gobernar en muchos lugares donde esa suma saca del poder al PSOE. Así de sencillo. En Castilla y León ya hemos vivido la experiencia que, a efectos de estabilidad de Gobierno, aparentemente está ofreciendo más garantías independientemente de las excentricidades que, sobre todo al principio, protagonizaba el vicepresidente o algún consejero menos incontinente. Si la comparación se hace con la primera alianza entre PP y Ciudadanos, al presidente Mañueco le ha salido bien esta segunda prueba porque seguramente esté más tranquilo internamente. La amenaza permanente de una moción de censura no se contempla con VOX de compañero y, además, el ejemplo de Castilla y León se va a extender ahora por toda España con lo que Mañueco ya no está señalado, sino que puede presumir de haber marcado el camino.

Eso de la lista más votada suena a teatrillo, como dice el alcalde en funciones de Valladolid, al que un pacto entre PP y VOX le arrebatará la Alcaldía. En este caso, Óscar Puente ganó por unos exiguos 700 votos. ¿De verdad se cree Feijóo que dejaría gobernar al PSOE pese a que la voluntad de las urnas ha marcado una tendencia bien diferente? El presidente del Partido Popular ha demostrado hasta ahora una templanza muy gallega en el planteamiento de su estrategia, más silenciosa de lo que muchos seguidores del PP hubieran preferido, pero a fin de cuentas efectiva teniendo como referencia los resultados de las municipales y autonómicas del 28M y lo que orientan las encuestas serias sobre las elecciones generales de julio. Jugar en ese terreno de la dialéctica solo genera incertidumbre después de presenciar escenas victoriosas en la noche electoral amparadas, la mayoría de ellas, en un futuro pacto.

Esa indefinición ha servido para que VOX se ponga en su sitio. Hay que respetar a sus votantes, dice Espinosa de los Monteros. Mientras, el PP mira de reojo hacia Génova por si hubiera alguna instrucción concreta que nadie cree y en la que nadie cree. Entonces es cuando no encaja esa afirmación de Feijóo que no lleva a ninguna parte. Para empezar, en Canarias, el PP ha dejado el gobierno en manos de Coalición Canaria para que no gobierne el PSOE. Fin de la historia. Aquí se trata de gobernar con estabilidad y mirando hacia los ciudadanos. Lo demás son palabras huecas propias del escenario electoral que un posible presidente del Gobierno debería eliminar de su catálogo.

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