Hechos y opiniones
Lo mío es mala suerte. Me ha debido mirar un tuerto, porque nunca consigo que me toque nada en la tómbola que se celebra cada vez que hay elecciones. Llegué tarde al cheque bebé de Zapatero, me pilla "joven" la invitación al cine de Sánchez y tampoco espero ser agraciado con una de esos cientos de miles de viviendas prometidas para el 28-M de las que ya nadie se acuerda, ni el que las prometió hace poco más de un mes.
Es lo que tiene esto de las campañas electorales, que para muchos solo conducen a la frustración y la melancolía. En lo de los regalos y las promesas, dicen los libros que el gran maestro era el conde de Romanones, don Álvaro Figueroa, que a finales del siglo XIX daba dos pesetas a quienes le votaban. Maura se enteró y ofreció tres pesetas, a lo que Romanones respondió pagando un duro. Pero se quedaba, eso sí, con las tres pesetas abonadas previamente por Maura. Un auténtico genio.
Llegó incluso a anunciar, en un mitin en un pueblo de Guadalajara, que iba a construir un nuevo puente sobre el río. Cuando le advirtieron sus ayudantes de que por ese pueblo no pasaba ningún río, Romanones, sin inmutarse, prometió que primero llevaría un río al pueblo y después construiría el puente.
De estas cosas hace ya más de ciento cincuenta años, pero algunos siguen en lo mismo. De Yolanda, por ejemplo, ya sabíamos que vetar no es su estilo y que sumar no es precisamente la disciplina que mejor domina, pero esta semana hemos comprobado que tampoco es muy de multiplicar y que lo del comunismo no lo ha asimilado del todo.
Para tratar de hacerse un hueco entre tanto hombre, nos ha prometido que va a crear un nuevo derecho universal, el de heredar del Estado 20.000 euros al cumplir los 18 años. Este derecho se adquirirá a los 18, pero se recibirá a los 23 y, según asegura Yolanda, lo cobrarán todos los jóvenes hasta esa edad, sea cual sea su patrimonio. Así que, aunque yo también llego tarde a esto, Carlos Alcaraz, Gavi, Pedri o Ansu Fati, sí van a recibirlo.
Yolanda pasa de insultar a los ricos a regalarles 20.000 euros sin despeinarse. Bueno, que no se los va a regalar ella. Lo harán los propios ricos, porque la genial idea, que "será un trampolín que promueva la libertad para elegir su camino en la vida", es que se pagará a cuenta del impuesto a las grandes fortunas. Pero claro, este impuesto ha recaudado el año pasado 600 millones de euros. Y los que tienen la manía de echar cuentas, Yolanda no es de esos, dicen que no cuadran, porque la broma saldrá por 10.000 millones anuales, más que los presupuestos de Sanidad y Educación juntos.
No pasa nada, porque como nos ha explicado varias veces el presidente, la economía española va "como una moto", aunque Yolanda piense que "muchas familias lo están pasando muy mal". No sabemos si son hechos u opiniones. En todo caso, la de Yolanda es una propuesta imbatible. O no, porque puestos a pedir si yo tuviera 18 años preferiría un par de millones, que con 20.000 no te quitas de trabajar, aunque solo sean esas 32 horas por semana que también nos promete la vice.
Y es que, aunque parezca mentira, o un cambio de opinión, esta noche ha comenzado por fin la campaña electoral, esa en la que llevamos casi desde que empezó el año. Lo bueno es que ya quedan apenas quince días para que termine de una vez este tostón, que nuestro todavía presidente ha convertido en algo casi inaguantable, un día de la marmota en el que repite, palabra por palabra en radios y televisiones, ese mitin que no se atreve a dar en directo por miedo al chapoteo y a la escasa asistencia.
Sus entrevistas en Onda Cero, La Ser, La 1, las dos, las tres y las cuatro, las cinco y las seis, "cántame una canción al oído y te pongo un cubata", se han convertido en una monotonía machadiana de lluvia tras los cristales, en la que todos los españoles, como un coro infantil ya nos sabemos de memoria la lección, "mil veces ciento, cien mil, mil veces mil, un millón".
Que si el sanchismo es una mezcla de maldades, manipulaciones y mentiras, como si no lo supiésemos todos hace tiempo, que si busco los votos hasta debajo de las piedras y siempre los encuentro en Bildu y ERC, que si sólo he cometido un error "técnico" con la gran ley del sí es sí, que si "le niego la mayor", que no he mentido nunca, porque unas veces he rectificado y otras he cambiado de opinión, que yo no uso el Falcon porque lo compró Aznar... "Los clientes del bar, uno a uno, se fueron marchando".
Una letanía insoportable en la que Sánchez ha sublimado el arte de la mentira, retorciéndola en un círculo tan perverso que le permite negar que miente al mismo tiempo que lo hace. La parte del raca-raca en la que niega haber cambiado de opinión sobre el Sáhara, "le niego la mayor", es excelsa. Tras desmentir que su mujer dirija una red de narcotráfico, una acusación que al menos yo nunca había escuchado, le explicó a Ana Rosa que su posición sigue siendo la misma, "y la misma que la de Zapatero y la de Rajoy".
Ya sé que, una vez conocido el personaje, estos detalles tampoco importan mucho. Pero a Évole le contó otra cosa. Igual es un cambio de opinión, o confundió el guion. Pero lo que hizo en La Sexta pocos días antes fue defender su sorprendente volantazo porque "durante 50 años no ha habido avances. Si la comunidad internacional, Estados Unidos y los principales países europeos dicen que tenemos que encontrar otras vías para resolver este conflicto dentro de la ONU, y siempre con la premisa de que tiene que ser una solución acordada por las partes del conflicto, creo que España tiene que estar en esa actitud constructiva". Eso, y que lo de Mohamed no es una monarquía absolutista.
La gira con su monólogo le está funcionando tan bien que hasta el CIS ya da al PP como ganador de unas elecciones por primera vez desde que lo dirige Tezanos. Pronosticó que Gabilondo ganaría en Madrid, Tudanca en Castilla y León y el PSOE en Andalucía. Pero ya sabemos, porque nos lo ha explicado unas quince veces Sánchez estos días, creo que solo le queda repetirlo en Radio Taxi, que una cosa son las opiniones y otra los hechos. Lo de todo el resto del mundo son opiniones y lo que él nos cuenta son hechos.
Pero lo que es un hecho, una verdad científicamente contrastable, es que miente cada vez que abre la boca. Miente más que un mal cazador. Ha convertido la mentira en un fin en sí mismo, en un medio legítimo si le sirve para seguir en el poder, y lo demuestra cada día en prime time. Y siendo esto malo, es peor que haya todavía mucha gente dispuesta a creerle. Pero esto es mi opinión. Los hechos los conoceremos el día 23.