Los murales del centro SCOP en Ciudad de México son una seña de identidad y un emblema nacional, y constituyen una referencia en la técnica del mosaico mexicano. De ahí el interés en preservarlos y la llamada de auxilio del gobierno mexicano que, tras los terremotos de 1985 y 2017, ha comprobado sus problemas de estabilidad.

Tras numerosos estudios e investigaciones, se ha logrado poner en marcha un proyecto de recuperación del singular conjunto que supone su desmontaje y que constituye un reto hasta el momento inédito en el ámbito de la conservación patrimonial.

Una tarea que el gobierno de México ha encomendado a la empresa CAV Diseño e Ingeniería que, a su vez, cuenta con la experiencia y trayectoria de la Fundación Santa María la Real en la monitorización de los murales, tarea que comparte con un equipo de la Universidad de Valladolid.

Los murales serán desmontados, trasladados y posteriormente levantados en otro inmueble, proceso en el que los técnicos de la Fundación Santa María la Real van a instalar múltiples sensores y dispositivos.

Además de las condiciones ambientales y su impacto en la conservación, los sensores van a permitir controlar los movimientos a los que estén sometidos los murales, con información en tiempo real gracias a los datos del Sistema de Monitorización del Patrimonio diseñado por la entidad palentina.

De esta forma, si en algún momento se superan los niveles establecidos, el sistema envía un aviso para que los encargados del desmontaje puedan reaccionar al instante y adecuar el procedimiento.

Esta semana, tras implementar el sistema de monitorización y las pertinentes medidas de seguridad, se han iniciado los trabajos para separar las piezas e iniciar su descenso, proceso que se alargará hasta principios de 2024.

Se trata de una primera fase del proyecto, ya que el gobierno de México pretende reubicar los murales en edificios de nueva construcción que conformarán lo que podría ser un parque temático del muralismo mexicano.

Los murales datan de 1954, cuando se elaboraron con teselas irregulares de piedra natural y sin pulir, completando una superficie de 6.000 metros cuadrados, que equivale a un campo de fútbol.

El terremoto de 1985 ocasionó importantes daños a los murales, ya que se perdieron 5 de los 11 niveles, que posteriormente se reconstruyeron. Pero el seísmo de 2017 obligó al abandono definitivo de los edificios del centro SCOP, que habrá que demoler para evitar riesgos.