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Pedro en Hispania

La opinión de Diego Jalón como cada viernes en TRIBUNA

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Pedro en Hispania
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Ni Théofile Gaultier, ni Hans Christian Andersen, ni siquiera la condesa de Aulnoy, allá por el 1679, todos autores de un "Viaje por España”, supieron retratar con tanta agudeza y clarividencia la idiosincrasia de nuestro país como lo hizo el genial Goscinny. Tiene además el cómic una ventaja insuperable sobre los libros en estos tiempos de Instagram y Tik Tok, y es que se puede leer sin esfuerzo en menos de una hora. En su Astérix en esa Hispania con las calzadas siempre en obras, de caravanas de carretas de turistas en busca de sol y playa, de procesiones y flamencos, los romanos secuestran al hijo del jefe íbero para hacerle claudicar y rendirse.

Y el niño, de nombre Pepe, pero que bien podría haberse llamado Pedro, que lleva un buen rato fastidiando a todos con sus caprichos, "nos has mordido, enervado, fatigado”, decide de repente que quiere ponerse a jugar. Como no le hacen caso, contiene la respiración y se pone muy colorado. Hasta que, temiendo por su vida, el centurión exclama: "¡Detente, haremos todo lo que nos pidas!”.

Qué le voy a hacer, pero es lo primero que se me ha venido a la cabeza cuando el miércoles por la tarde recibí por la red de Elon Musk una carta que me ha escrito el presidente del Gobierno, en la que me dice que está enfurruñado y amenaza con dejar de respirar. No sé si la habrán recibido ustedes. Dice Sánchez que se coge unos días libres para reflexionar. Supongo que como todo funcionario tiene derecho a unos moscosos para asuntos personales. Pero lo que en realidad ha hecho es mandarnos a todos al rincón de pensar. Y a hacer un comentario de texto a quienes tenemos la mala suerte de dedicarnos a comentar la política patria en estos tiempos extraños.

Si uno se toma, como nos agradece el presidente, "un poco de su tiempo para leer estas líneas”, se sumerge desde el principio en un universo surrealista y distópico. "No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta”, dice. Pues empezamos bien. Pero por algún extraño proceso mental de nuestro presidente que me niego a intentar analizar, algo le ha hecho entender "que esta es la mejor vía para expresar mi opinión”. Y sin más, se pone a contarnos una extraña historia de "dos cabeceras digitales”, que en su opinión son medios de marcada orientación "derechista y ultraderechista”, una expresión que se repite tan sólo catorce veces en tres folios. Tres líneas más abajo, estas dos cabeceras "arriba referidas” se convierten, como los panes y los peces en Betsaida, en "una constelación de cabeceras ultraconservadoras”.

Según explica el presidente, su berrinche responde a que un juez ha abierto diligencias para investigar unos hechos que afectan a su amadísima esposa y que, según el mismo reconoce, son "tan escandalosos en apariencia, como inexistentes”. Vamos que no es que sean falsos, ni siquiera irrelevantes legal o penalmente, es que no existen. Pero eso sí, admite que su apariencia es escandalosa, aunque a eso el presidente no le da ninguna importancia. Ya sabemos todos que las apariencias engañan y que la conducta de su mujer es irreprochable, aunque, como afirma, pueda parecerle escandalosa a cualquiera.

Todo en esta carta es, no debería sorprendernos teniendo en cuenta la obra previa de su autor, falso e impostado. Incluso, me temo señora Gómez, cuando declara estar profundamente enamorado de usted. En el corazón de nuestro presidente sólo hay sitio para el que firma esta misiva que no rezuma amor precisamente, sino odio, y toque a rebato. Prietas las filas y en orden de batalla. "¡No pasarán!”, nos recuerda Paxti, un eslogan que, por cierto, no tuvo en su día una gran eficacia. A la trinchera nos convoca Sánchez contra la derecha, los medios y, lo que seguramente es mucho más grave, contra esa justicia en la que horas antes, en el Congreso, aseguraba seguir creyendo, "a pesar de todo”.

Resulta que un juez abre diligencias, un paso muy previo a la admisión a trámite de una querella que, según asegura, no tiene ningún fundamento. Y lo que ve nuestro presidente es "una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal”. Quieren dejarle sin aliento, arrancarle la vida. ¿Cómo puede permitirse nadie dudar de la honorabilidad de su cónyuge, de su falta de apego al poder y, sobre todo, osar poner en entredicho su obra, que no es otra que la de una "opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática”?

Desde luego, no es una carta de amor. Pero tampoco es el anuncio de una reflexión o una pausa para decidir "qué camino tomar”. Es un desafío en toda regla. Es un me habéis tocado los cojones y hasta aquí hemos llegado. Y a partir de ahora todo el que se refiera a mi mujer, a mi hermano, a mi suegro, a mi entorno más cercano, a Illa, a Armegol o incluso a Ábalos, a Koldo o al resto de presuntos implicados en los manejos oscuros de la pandemia, para cualquier cosa que no sea defender sus virtudes, se las verá conmigo. Será un fascista y ya se puede ir apretando los machos. Soy Sanche, un perro que muerde y está rabioso.

Como ya hizo Puigdemont, Sánchez amenaza con marcharse. Y como también hizo Puigdemont, reclama absoluta impunidad presente y futura. Que nadie se atreva a investigar, será lawfare. Que nadie se atreva a preguntar, será enviado a la fachosfera. Que nadie se atreva a dudar, será un hereje quemado en la plaza pública. Y me atrevo a aventurar que algo de esto iremos viendo ya este fin de semana en las calles, antes de que el lunes, para alivio de todos, Pedro nos anuncie que seguirá resistiendo.

Tranquilos, nuestro gran timonel no saltará del barco ni nos abandonará a nuestra suerte. Su carta no es de amor, ni de reflexión, ni de dimisión. Pero es muchas otras cosas. Es una maniobra de distracción. Es un aviso a navegantes. Y es, sobre todo, una declaración de guerra. Es un intento de convertir un aparatoso escándalo familiar en una cruzada. "¿A qué quieres jugar?”, le preguntaba el romano al hijo del jefe íbero para que volviese a respirar. "Pues vosotros seréis los malos que quieren hacerme prisionero y yo seré el bueno que trata de escaparse”. Pedro en Hispania.

15 Comentarios

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usuario anonimo 4/27/2024 - 8:27:38 AM
La democracia solo le vale a la derecha cuando gobierna, si no, no vale. Y eso desde la Segunda República
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usuario anonimo 4/26/2024 - 11:23:12 PM
El PP se quita la careta. Es la ultraderecha franquista más rancia que pone en peligro la Constitución y quiere volver a ordeno y mando contra la democracia , que votaron en contra la Constitución
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usuario anonimo 4/26/2024 - 11:21:28 PM
Todos iguales ante la ley ,menos Ayuso y su familia.
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usuario anonimo 4/26/2024 - 11:20:33 PM
La derecha cree tener el monopolio del poder y cuando no lo tiene, revienta. La democracia está en peligro con la ultraderecha (pp-Vox) hay que pararlos.
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usuario anonimo 4/26/2024 - 11:03:46 PM
¿Existe alguien de la izquierda progre y pija de este país que pueda decir dos frase seguidas sin mentar la palabra 'facha'? Como se nota que no tienen razones objetivas para criticar a la derecha, sólo que es mala y ya está (actitud bastante fascista el no razonar, los nazional-socialistas son así)
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