Los seis capítulos de la segunda temporada de ‘Hierro’ reúnen todos los condicionantes de buen cierre de una serie que ya arrasó con su primera entrega. Así, la ficción de ‘Movistar +’ ha vuelto a conseguir enganchar a los telespectadores con una nueva trama que, a su vez, sirve para decir adiós.

 

Candela Peña, que abre más su corazón en esta segunda entrega, borda el papel de jueza. Así, anteponiendo su trabajo a las relaciones personales con los otros personajes, la protagonista se mantiene firme con sus pensamientos. Ya desde el principio se ve que por encima de todo está su labor de impartir justicia y sabe marcar los límites.

 

De nuevo, la temporada gira alrededor de un asesinato, aunque todo empieza con una custodia infantil. Ni los que parecían buenos resultan serlo ni los que parecían malos acaban siéndolo tanto, salvo en el caso del personaje de Fadi, cuya codicia para que crezca el negocio hace que todo explote tras recoger el testigo de su madre -Samir- fallecida en la pasada entrega.

 

Cuidado, que vienen spoilers. Las dos hijas por cuya custodia luchan sus padres ganan protagonismo con el paso de los capítulos. La devoción de la pequeña por su madre lo marca todo, ya que la mayor también parecía tener clara la intención de marcharse con su padre. Pero, en un giro inesperado, la muerte accidental de la figura paterna a manos de la mayor lo cambia todo.

 

Ahí es cuando, más que nunca, destaca la familia. La pequeña, que fue descubierta como testigo de los hechos por Díaz, otro empresario trapichero que finalmente elige el camino correcto, sabe guardar el secreto sobre lo ocurrido. Aunque finalmente es la propia hermana mayor la que explota, ya en el desenlace, y acaba entregándose.

 

Entre todo eso, la Guardia Civil y la jueza buscan al culpable del homicidio sin éxito debido a la falta de pruebas. Pese a tener varios sospechosos, no es hasta el final cuando Candela se da cuenta de lo que realmente sucedió, ayudado por Díaz en esto, en salvar su vida y en destapar a Fadi por otros asuntos turbios.

 

Una intriga que se mantiene hasta el final, ya que realmente cualquiera podría haber sido el culpable. Así, con el caso resuelto, Candela puede cumplir su objetivo de abandonar la isla en busca de una mejor atención para su hijo, quien padece parálisis cerebral. Porque, sí, la familia es lo primero.