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Por Jesús Antonio Zalama Collantes

Ginebras y Karavana


Cuando uno es un ser extraño y ha estudiado Filología Hispánica tiende a arribar puertos ricos en interpretaciones poco convencionales. Por ejemplo, el canal de YouTube de Jesús G. Maestro, algo así como el Forocoches de los que hemos leído el Quijote. Este intransigente y reaccionario profesor universitario habla, en muchas ocasiones, de que la literatura, como arte, se puede estudiar objetivamente, de manera científica, y que hay métodos para ello. Huye así del dogmatismo que sostiene que todo es interpretación y emoción en la literatura, algo que le lleva en muchos momentos a su parnaso particular: la crítica al status quo protestante y anglosajón.

De las enseñanzas del catedrático gijonés tomo para este blog aquello de que el arte es objetivable y, por tanto, se puede valorar en él su calidad de forma crítica. La otra cara de la moneda es que aquello que te gusta es lo que te gusta, pero puede no ser lo mejor o ni tan siquiera bueno. El problema de lo primero es quién lo establece para cualquier arte. Evidentemente, debieran ser los expertos de cada ámbito, quienes con cierta unanimidad pueden establecer unos parámetros y de ahí un canon... Nadie debería discutir que el Quijote es una obra maestra de la literatura universal, pero si no te lo explicaron magistralmente en un aula o no te has atiborrado a ladrillos de obras críticas, poco puedes decir. Esto me sucede a mí con la música, de la que me considero un total analfabeto. Sin embargo, como sucede también tantas veces en la enseñanza superior, como tengo aquí este altavoz, me dispondré a sentar cátedra sin miramientos.

Karavana y Ginebras vienen a ser dos buenas obras de mercadotecnia del sello discográfico Vanana Records. Esta secta nació de la mano de Elyella, Amatria y Pau Paredes, según reza el 'Sobre nosotros' de su página web. Por cierto, un espacio este donde no abundan las comas y la redacción podría ser revisada. Cierto es que poco importa esto cuando a lo que realmente se dedican es a hacer música y con un resultado exitoso. Me encanta Karavana, los he coreado a 45 grados a la sombra en el Capital Fest y de noche sin camiseta en Aranda de Duero en el que probablemente haya sido el concierto que más he disfrutado en este 2022. Me encanta Ginebras, hasta el punto de que el examen que tuvieron que afrontar mis alumnos de español hace unas fechas estuvo basado en una entrevista suya. Sin embargo, ¿si tuviera los conocimientos musicales necesarios catalogaría lo que han hecho hasta ahora como 'buena música'? No puedo saber la respuesta, pero creo que, al menos, no podría decir que su producto es del mismo nivel que el de otros grupos con los que comparten cartel y que, sin embargo, me gustan y disfruto bastante menos.

Su fórmula musical es muy parecida, aunque creo que hay un elemento diferenciador que comentaré más adelante. Son dos bandas de guitarra fácil, ritmo acelerado, letras sencillas que tratan temas cotidianos de manera clara y sencilla y que, en definitiva, producen (y el verbo no es baladí) himnos de estadio para bares medio llenos, que diría Veintiuno. Estoy seguro de que esta opinión sería discutida por alguien conocedor del tema si es que hubiera algún lector de mis peroratas, pero algunos de los últimos trabajos de ambos grupos (la colaboración con Dani Martín de ellas y la horrible versión de Tití me preguntó de ellos) creo que pueden respaldar lo que digo.

La altura musical de nuestros protagonistas es, por el momento, bastante inferior a la de algunos ejemplos aleatorios que voy a ofrecer: Second, Rufus T. Firefly, Love of Lesbian, los propios Veintiuno, la Habitación Roja... Y todos estos me gustan bastante menos que Ginebras o Karavana. Porque pudieran parecer estas líneas una crítica y no es así; son simplemente la exposición de un hecho que creo objetivo, la simpleza musical de dos grupos insertos dentro del andamio promocional del omnipresente sello de Vanana Records. Son dos caras de la misma moneda (y el sustantivo no es baladí). ¿Y es esto algo negativo? No, para nada, voy a seguir disfrutando de ellos como lo hago de tantas cosas en la vida cuya fórmula me es conocida, simple y gustosa.

Por último, no quisiera terminar sin abrir una ventana al futuro. El de estos dos grupos pasa, muy probablemente, por continuar con lo que los ha llevado hasta donde están, cada uno con su trayectoria. Dicho lo cual, deben evolucionar y ver cuáles son sus límites. Ginebras cuenta con un apoyo fuera de lo musical con el que jamás contará Karavana y, para qué nos vamos a engañar, con una voz que ni sus compañeros en Vanana ni casi ninguna banda en este país pueden soñar. Más cosas veredes, amigo Sancho, y menos cosas moradas.