El Crucificado y su Madre peregrinan ante la mirada atenta del Cristo del Otero

La procesión del Santo Rosario del Dolor que, a modo de romería, ha subido hasta el cerro más alto de Palencia

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El Crucificado y su Madre peregrinan ante la mirada atenta del Cristo del Otero
Fotos: EFE/ Almudena Álvarez
Almudena Álvarez
Lectura estimada: 2 min.

Bajo la atenta y muda mirada del Cristo del Otero, la figura colosal esculpida por Victorio Macho, Palencia ha revivido este Domingo de Ramos uno de los momentos más singulares de su Semana Santa, la procesión del Santo Rosario del Dolor que, a modo de romería, ha subido hasta el cerro más alto de Palencia.

Los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz —la más numerosa de la ciudad— han partido desde la plaza de San Pablo, con la imagen del Cristo de la Vera Cruz, una talla del siglo XV de autor anónimo, a hombros, tiñendo con el verde de sus hábitos todo el recorrido.

Cientos de personas y el resto de cofradías palentinas han acompañado en silencio a los hermanos de la Vera Cruz en esta procesión que se recuperó en el año 1999 y que deja algunas de las imágenes más bellas de la Semana Santa palentina, declarada de Interés Turístico Internacional en 2012.

En una tarde que se ha quedado soleada, lejos de la amenaza de lluvia con la que amaneció el día, el desfile ha partido de la céntrica plaza de San Pablo donde la imagen titular de la Vera Cruz, una talla del siglo XV de Cristo crucificado y autor anónimo, esperaba a Nuestra Señora del Dolor.

Juntos han iniciado el largo camino hacia al Barrio del Cristo, y con la luz del atardecer han ascendido por el cerro del Otero y se han detenido a los pies del monumental Cristo que cinceló en piedra el escultor palentino Victorio Macho y que ha asistido silencioso al encuentro entre Cristo y su Madre.

El desfile procesional, encabezado por los nazarenos, se ha detenido, al compás que marcaban el tintineo de la campana y los toques del tararú, en las parroquias de María Estela y San Ignacio y Santa Inés para rezar los Misterios Dolorosos del Santo Rosario.

Primero la Oración del Huerto y la Flagelación, y más adelante, la Coronación de Espinas y Jesús con la Cruz a Cuestas.

Ya en la cima del Otero, y tras la dura ascensión, ha tenido lugar el encuentro entre Cristo y la Virgen, en la ermita del Otero y a los pies de la imagen más emblemática de Palencia.

Se ha rezado entonces el quinto misterio y la Letanía de la Virgen, antes de reemprender de nuevo la marcha y descender el cerro ya anocheciendo, para dirigirse hacia la plaza de San Pablo, donde las imágenes de Cristo y su Madre se han despedido.EFE

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